Manual de túneles de carretera

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Mejora de la seguridad

1. Por qué mejorar los túneles existentes

Después de la últimas catástrofes acontecidas en los túneles de carretera (incendio del túnel de Mont Blanc en 1999, incendio del túnel de Tauern en 1999 o incendio del túnel de San Gotardo en 2001), se dirigió la atención a las normativas de seguridad en túneles existentes. Éstos exigen enfoques específicos y herramientas para identificar y evaluar la necesidad de programas de mejora de la seguridad. Las investigaciones y estudios que han seguido a estos grandes incendios han mostrado que muchos túneles de carretera existentes precisan medidas adicionales y específicas para garantizar unas condiciones seguras a los usuarios. Incluso en aquellos túneles en los que ya se hayan realizado actuaciones de mejora, puede ocurrir que aun así no cumplan con las normas de seguridad actuales como consecuencia de la reciente evolución de los reglamentos.

Tanto los incidentes como los estudios posteriores han incrementado la alarma que, sobre los riesgos en los túneles, existía entre los técnicos involucrados, desde los proyectistas y los explotadores hasta los representantes de la autoridad. Parece claro que la mejora de la seguridad exige no solo una mejora de la infraestructura y/o de los equipamientos sino igualmente, y a veces principalmente, una clarificación de la organización de la gestión de la seguridad y de adaptación de los procedimientos.

En la evaluación de la seguridad de los túneles existentes, debería prestarse una especial atención a los cambios en sus condiciones (volumen y composición del tráfico, transporte de mercancías peligrosas, trabajos de construcción en sus proximidades, etc.) que pueden dar lugar a la necesidad de mejoras.

2. Metodología propuesta para evaluar y mejorar los túneles existentes

Se ha propuesto un enfoque estructurado para evaluar y preparar programas de renovación con dos tareas principales:

  • La primera trata de evaluar la situación actual del túnel, como una imagen instantánea del mismo, con el fin de identificar su nivel de seguridad, debiéndose definir previamente su nivel de referencia, que en general viene determinado por el marco reglamentario. A continuación debe analizarse la funcionalidad del túnel y el estado de los equipamientos que deben hacerla cumplir. A partir de allí es preciso evaluar si el túnel cumple con los criterios de proyecto relacionados con la seguridad. Por otra parte deberían evaluarse los riesgos específicos mediante un análisis de riesgos que es una herramienta apropiada para evaluar el nivel de seguridad de un túnel en servicio. De estos primeros análisis pueden definirse las actuaciones a adoptar y ser fijadas sus prioridades.
  • La segunda etapa trata de definir la situación futura del túnel después de los trabajos de renovación que pueden ser aceptables en relación con el objetivo del nivel de seguridad definido. Esto puede realizarse desarrollando programas de renovación y evaluando de nuevo el nivel de seguridad del túnel renovado con todas las medidas de mejora. Puede aplicarse de nuevo el análisis de riesgos para comprobar un nivel adecuado de seguridad o para evaluar diversas alternativas de mejoras, teniendo en cuenta criterios de rentabilidad. Los programas de renovación dependen del contexto específico de cada túnel, de sus restricciones y de su entorno. Para alcanzar un acuerdo entre todos los intervinientes en el proyecto, respecto de un nivel de seguridad aceptable, puede seguirse un proceso iterativo de análisis de riesgos.

En el organigrama que se muestra a continuación se indican las distintas etapas a seguir para la preparación de un programa sobre las medidas de renovación para un túnel en servicio. En él se reflejan las relaciones funcionales entre las distintas etapas y sus salidas respectivas.

Fig. 1: Organigrama del proceso con varias etapas

Concretamente, cada etapa debe adaptarse a las condiciones específicas de cada túnel, de su entorno, y naturalmente de sus usos locales. Según la situación del túnel, el proceso puede finalizar en la etapa 3 con una simple comparación con el estado de referencia si el análisis demuestra que ya se cumple el nivel de seguridad exigido. Ello suele ocurrir para túneles ya renovados.

En caso contrario, la etapa 3 pone de manifiesto las medidas atenuantes que deben adoptarse de forma inmediata para mejorar el nivel de seguridad del túnel mediante actuaciones de fácil implantación tales como barreras de cierre, señalización o medidas de control de la circulación. En algunos casos, estas medidas pueden ser suficientes para obtener el nivel exigido de seguridad.

Si se requieren trabajos más importantes, si se necesita alcanzar un aumento provisional del nivel de seguridad del túnel, una herramienta útil pueden ser modificaciones provisionales de las condiciones de explotación.

La planificación de los trabajos para la renovación de un túnel en servicio es un proceso iterativo dado que se trata de una combinación de cuestiones técnicas, de medidas de seguridad, de implicación de costes y de trabajos limitados. Ello es debido a que las etapas 4 y 5 pueden ser ajustadas varias veces con el fin de obtener un programa adaptado de renovación teniendo en cuenta todos los parámetros apropiados que puedan influir en la decisión. El proyecto de las actividades puede comenzar después de la etapa 5.

El informe 2012R20 "Evaluación y mejora de la seguridad en los túneles de carretera existentes"  proporciona recomendaciones para cada etapa de este proceso, hasta la definición de un programa de mejora.

En el Apéndice A de este informe se presentan los clásicos puntos débiles (deficiencias en la seguridad) en túneles existentes. Además, los casos prácticos de túneles existentes en Europa demuestran las estrategias adoptadas para la implementación de los trabajos de renovación y las medidas de mejora (Apéndice B).

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